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Experiencias Mágicas que ofrece el turismo comunitario con pueblos originarios en Chiapas

Chiapas, un estado del sureste mexicano bañado en exuberante naturaleza y habitado por culturas ancestrales de profunda sabiduría, invita a vivir experiencias que trascienden un viaje común.

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Aquí, la belleza escénica se entrelaza con la riqueza de las tradiciones indígenas, ofreciendo a los viajeros la oportunidad única de conectar con la esencia misma de la tierra y sus habitantes. A través del turismo comunitario, las puertas se abren a mundos fascinantes donde la cosmovisión maya palpita en cada tejido, ritual y sendero selvático.

San Juan Chamula y Zinacantán son un encuentro con el arte textil y las ceremonias ancestrales

Adentrarse en Zinacantán es sumergirse en un universo de fascinantes colores plasmados en textiles creados con técnicas ancestrales, un reflejo de la riqueza natural y cultural que envuelve este pueblo indígena. Su gastronomía, con platillos como los tamales y el ceremonial “posh“, deleita los sentidos mientras las festividades, como la del Señor de Esquipulas, San Sebastián o la más importante San Lorenzo revelan una profunda devoción comunitaria. Más allá de sus tradiciones, Zinacantán invita a explorar la creatividad con el telar de cintura, y a conectar con la serenidad del paisaje chiapaneco a través de visitas ecológicas guiadas.

A poca distancia, San Juan Chamula ofrece a sus visitantes una atmósfera mística. Su plaza principal, un espacio donde las creencias prehispánicas y del catolicismo se entrelazan, ofrece una imagen sobrecogedora de la cosmovisión maya contemporánea, palpable en sus rituales, plegarias y el aroma del copal. Recorrer sus calles permite admirar la vestimenta tradicional, tejida con símbolos llenos de historia. También podrás explorar un mercado vibrante de colores y artesanías únicas. La visita a estos dos pueblos cercanos revela la fascinante diversidad cultural y la profunda riqueza ancestral que palpita en el corazón de Chiapas.

Nahá, Lacanjá y Metzabok: aventuras en la Selva Lacandona guiadas por la sabiduría local

La Selva Lacandona, un universo verde de asombrosa biodiversidad, invita a una exploración profunda de la mano de sus comunidades originarias. En Nahá, la tradición Lacandona se entrelaza con una naturaleza prístina, donde sus habitantes preservan creencias ancestrales y una conexión simbiótica con el entorno. La elaboración de artesanías de barro es un testimonio de su habilidad y respeto por la tierra, en un paisaje de excepcional riqueza ecológica.

Lacanjá ofrece una emocionante combinación de aventura y cultura. El río Lacanjá se convierte en una vía para el rafting en medio de la exuberante selva, mientras el encuentro con la comunidad lacandona revela sus tradiciones artesanales y su profundo conocimiento del entorno. Además, la zona resguarda vestigios arqueológicos mayas como Lacanhá y Bonampak, remanentes de grandes civilizaciones del pasado.

Finalmente, Metzabok emerge como un santuario de biodiversidad, hogar de flora y fauna sobreabundante, incluyendo especies emblemáticas y algunas en peligro de extinción. Explorar este rincón de la Selva Lacandona, guiados por sus propios moradores, es una oportunidad única para maravillarse con la intrincada red de vida que florece en este invaluable ecosistema.

Adentrarse en los pueblos originarios de Chiapas es atestiguar la transmisión de la sabiduría y cosmovisión del pasado a nuevas generaciones cuya vida está íntimamente ligada a la vida de la selva y a los seres que la habitan.

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